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El Memorándum de Budapest y acontecimientos en Ucrania.

El Memorándum de Budapest y acontecimientos en Ucrania

El Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad es un acuerdo político firmado en Budapest, Hungría, el 5 de diciembre de 1994, ofreciendo garantías de seguridad por parte de sus signatarios con respecto a la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). El Memorándum fue originalmente suscrito por tres potencias nucleares: la Federación de Rusia, los Estados Unidos y el Reino Unido.


Es importante recordar que tras la disolución de la URSS en el territorio de Ucrania ya independiente, así como en Bielorrusia y Kazajistán se quedó un número significante de armas nucleares de la ex Unión Soviética. Había temores (eran justamente los países occidentales que expresaban preocupaciones extraordinarias sobre ello) que Ucrania pudiera demandar el estatus de “potencia nuclear”. Al mismo tiempo para todo el mundo fue evidente que Kiev nunca había ejercido control operativo sobre armamentos nucleares en su territorio que sólo físicamente permanecían allí. En realidad todas las armas nucleares soviéticas estaban bajo plena jurisdicción y control del Gobierno central soviético en Moscú.


Al desintegrarse la URSS, la Federación de Rusia había sido reconocida mundialmente como el Estado sucesor con todas las obligaciones internacionales, incluso en la esfera nuclear.

Como se sabe, el Memorándum de Budapest se adoptó en relación con la adquisición por parte de Ucrania del estatus libre de armas nucleares y con su adhesión al TNP como un estado sin armas nucleares. Al mismo tiempo, cabe recordar que este documento es un componente de los acuerdos políticos de "paquete" que imponen ciertas obligaciones en igual medida a todos los participantes. Habiendo aceptado este "paquete", Rusia en todos los años posteriores ha observado estrictamente las disposiciones de los documentos que firmó, incluso durante y después del golpe de estado y la crisis política interna que sucedieron en Ucrania en 2014.


La declaración conjunta de los líderes de Rusia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Ucrania, adoptada simultáneamente con la firma del Memorándum, se refiere a la determinación de las partes "para cooperar en creación de un sistema de seguridad que incluya todos los estados de la Comisión de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) a través de la evolución de mecanismos de seguridad transatlánticos y regionales de tal manera que esto fortaleciera la seguridad y la estabilidad de todos los estados de la CSCE.” Además, el comunicado declaró que las partes estaban “comprometidas a continuar el proceso de construcción de la seguridad política, militar y económica en una Europa indivisible".


En otras palabras, el documento confirma la adhesión al principio de indivisibilidad de la seguridad y los principios colectivos no discriminatorios de la construcción de una arquitectura apropiada en Europa. Sin embargo, el rumbo desestabilizador de Washington y sus aliados hacia la expansión desenfrenada de la OTAN y el dominio militar en el espacio postsoviético en detrimento de los intereses fundamentales de seguridad de Rusia son absolutamente opuestos al contenido de esta declaración.


Durante últimos años Kiev tampoco ha cumplido con sus obligaciones en virtud de los acuerdos de Budapest. Es importante destacar que en la declaración conjunta firmada en Budapest en 1994, los líderes de los cuatro países reafirmaron la importancia de los compromisos dentro de la CSCE, diseñados para contrarrestar el crecimiento del nacionalismo agresivo y el chovinismo. Es bastante obvio que Kiev cerró los ojos ante el crecimiento del nacionalismo radical ucraniano en sus formas más desagradables y agresivas. Además, en realidad las autoridades ucranianas lo alentaron: se trata de la política de la glorificación de los cómplices nazis que en muchos aspectos adquirió el carácter de la estrategia interna. Es significativo que los militantes ultranacionalistas han estado involucrados de manera bastante oficial en la implementación de la operación militar desde 2014 en el este de Ucrania contra una parte de su propio pueblo.


Todo esto llevó a que el mismo régimen ucraniano socavó la unidad de su país, rechazando a regiones enteras con su población. En estas circunstancias el ejercicio por parte de los habitantes de Crimea y Sebastopol, y ahora de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, del derecho a la autodeterminación se ha convertido para ellos en la única forma posible para proteger sus derechos fundamentales e intereses vitales y justos. La decisión de la población de Crimea y Sebastopol de unirse a la Federación de Rusia se tomó por voluntad propia en un referéndum realizado bajo supervisión internacional: el 97 % de los participantes votaron a favor de la reunificación con Rusia. Sin embargo, los actores que empujaron a Ucrania directamente al colapso, continúan negando a la gente de estas regiones su derecho legítimo a determinar su propio destino.


En este contexto, cabe destacar que, según lo dispuesto en la Declaración de 1970 sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, el cumplimiento del principio de integridad territorial está vinculado a la aplicación del principio de la igualdad de derechos y la autodeterminación de los pueblos.

Así, la pérdida de integridad territorial por parte de Ucrania fue el resultado de procesos centrífugos internos provocados por la influencia desestabilizadora externa del Occidente, con lo que ni Rusia ni sus obligaciones en el marco del Memorándum de Budapest no tienen nada que ver. Las disposiciones del Memorándum no se aplican a las circunstancias resultantes de los factores políticos o socioeconómicos internos. A su vez, ni en Budapest en 1994, ni posteriormente, Rusia no se comprometió a reconocer el golpe de estado en Ucrania (de 2014) ni tampoco la obligación de diferentes regiones ucranianas de permanecer en la composición de Ucrania contra la voluntad de la propia población.


Según el Memorando, Rusia, entre otras cosas, reafirmó su compromiso con Ucrania de no usar o amenazar con usar armas nucleares contra estados no nucleares. Esta obligación ha sido consistente y estrictamente cumplida, y continúa cumpliéndose en su totalidad. Al mismo tiempo, las declaraciones de los representantes oficiales ucranianos no pueden dejar de causar preocupación, no solo cuestionando la viabilidad del Memorando de Budapest, sino que también pueden interpretarse como una solicitud directa de revisión del estatus no nuclear de Ucrania. Tal paso muy provocativo y desestabilizador sería contrario a las obligaciones de Kiev en virtud del TNP, socavaría gravemente la integridad del régimen de no proliferación nuclear y crearía riesgos inaceptables para la seguridad internacional.

Cualquier acusación de violación por parte de Rusia sus obligaciones en virtud del Memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad en relación con la adhesión de Ucrania al Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares del 5 de diciembre de 1994 altera deliberadamente el contenido y el significado de este documento y no son nada más que un elemento de propaganda antirrusa.


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