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Nuestras vidas las controla el poder económico digital.

En cualquier continente que observemos las sociedades están involucradas en una progresiva revolución digital.


Sin ponernos a realizar profundos análisis encontramos como común denominador los avances tecnológicos. Y ellos representan un gran desarrollo económico y empresarial, pero también es bueno analizar con otras perspectivas socioeconómicas esta nueva época de vida digital.

La inteligencia artificial es una amenaza o una oportunidad en esta revolución digital es algo que debemos preguntaros.

Muchos especialistas marcan que la neutralidad de la tecnología, se puede usar para hacer el bien o el mal.

Pero científicos como Stephen Hawking y empresarios tan conocidos como Bill Gates y Elon Musk están convencidos de que la inteligencia artificial es la mayor amenaza para el ser humano.

Llegará el día en que las máquinas puedan reprogramarse por sí mismas, decidan tomar el control de la tecnología y convertir a los humanos en esclavos. Se dice por allí.

Es una realidad que ya hay robots sustituyendo a trabajadores en algunos oficios.

Si nos detenemos a observar que las sustituciones se están produciendo en tareas que son solo automatizables, casi siempre por su sencillez.

Como conclusión hoy debemos decir que la participación humana seguirá siendo una pieza clave durante largo tiempo, aunque sólo sea para supervisar cualquier trabajo con la inteligencia artificial.

Si retrocedemos a cinco años atrás se decía que desaparecerían los conductores de camiones, porque estos se manejarían solos y eso no ha ocurrido. Eso sí, tendremos vehículos de carga de 20 toneladas asistidos por tecnología, pero llevarán un conductor para que, en caso de un imprevisto, tome el control del vehículo.

Hace 30 años no se disponía de grandes recursos de computación ni era posible el almacenamiento de elevados volúmenes de datos a bajo costo. A partir de 2010 el costo de guardar la información ha caído a la milésima parte y el de la computación a la centésima. Ahora es posible almacenar gigantescas cantidades de información procedentes de las huellas electrónicas de los miles de millones de personas que cada día entregan sus datos de forma gratuita, ya sea subiendo una fotografía a Instagram, comprando con una tarjeta de crédito o usando su tarjeta magnética STM.

En esta sociedad vigilada, los dueños de los algoritmos y contenedores de la big data conocen todo sobre nuestras vidas.

Hay algoritmos que se usan con propósitos delictivos y sus dueños han impuesto un modelo de negocio que gira en torno a lo que ahora llamamos capitalismo de vigilancia, que no tiene ni un solo matiz democrático.

Es un capitalismo digital que trata de mantenernos siempre enganchados a dispositivos para vigilar y controlar nuestras vidas y conocernos bien.

Después, apoyados en los avances de las neurociencias y de la psicología proceden a desarmar la capacidad de razonar para acceder a nuestro ser más emocional para vendernos cualquier tipo de servicio o de discurso.

Los jóvenes van a tener que aprender programación, porque su relación con las computadoras va a ser diferente y tienen que ser capaces de dominarla y de trabajar en equipo.

Y el nivel de egreso en la preparación de jóvenes en la digitalización es aún baja para la necesidad de competitividad.

Hay que generar la convertibilidad generacional adulta a la digitalización más rápidamente.

Para poder paliar el déficit digital de mano de obra tecnológica.

Dicho en términos futboleros, Uruguay no puede jugar los partidos del Campeonato Digital con la mitad de plantel con mente y razonamiento analógico.


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