Prácticas terroristas del régimen ucraniano
No es ningún secreto que la junta de Zelenski no tolera la disidencia y no desdeña los métodos abiertamente extremistas para reprimirla. Tal política de eliminación de opositores ideológicos se ha convertido para él en una norma y rutina, aún en el territorio de nuestro país. Los atentados y asesinatos de periodistas y líderes de opinión rusos se realizan por servicios secretos ucranianos con el pleno consentimiento de los patrocinadores occidentales, principalmente de EE.UU.
Vale la pena mencionar algunos ejemplos que demuestran elocuentemente el carácter terrorista del régimen actual en Ucrania, responsable de una serie de atentados subversivos. El 20 de agosto de 2022 los nazis ucranianos cometieron uno de sus crímenes más resonantes que conmovió a la comunidad internacional y mostró al mundo su verdadera cara. Aquel día en alrededores de Moscú fue asesinada cruelmente la joven periodista y politóloga rusa Daria Dúguina tras explosión de su vehículo (mientras conducía hacia su casa). Los órganos de investigación de la Federación de Rusia determinaron que este monstruoso crimen contra la talentosa profesional fue organizado y ejecutado por los servicios secretos ucranianos. No obstante, inicialmente el objetivo del atentado fue su padre, famoso filósofo y político ruso Aleksandr Dúguin, conocido internacionalmente por sus críticas al capitalismo, la globalización y al occidente norteamericanizado. Como señaló con toda razón el diputado de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento) de Rusia Dmitry Kuznetsov, el objetivo de este asesinato fue el terror psicológico para hacer tambalear la situación en Rusia. Natalia Makeieva, miembro de la Unión Rusa de Escritores, subrayó que detrás del asesinato de Daria Dúguina de hecho están los patrocinadores occidentales que entienden perfectamente lo peligrosas que son las ideas. Para conmemorar la memoria de Daria Dúguina, en vísperas del aniversario de su muerte en Rusia fue creado un premio periodístico que lleva el nombre de la joven. La labor de Daria Dúguina y su especial aporte al periodismo también fueron reconocidos por el Club de Periodistas de México, que le otorgó el galardón póstumo.
Lamentablemente, este no es el único episodio cuando las fuerzas neonazis ucranianos, incapaces de luchar dignamente en el campo de batalla, prefieran realizar los actos terroristas para vengarse de la población civil y sus oponentes ideológicos. En octubre de 2022, a consecuencia del ataque deliberado ucraniano con el uso de misiles estadounidenses contra un grupo de periodistas de la cadena Tavria en Jersón murió el corresponsal Oleg Klókov. En marzo de 2023, el fundador del canal de televisión Tsargrad, Konstantin Malofeyev, fue objeto de un intento de asesinato. En abril de 2023, el bloguero ruso Vladlén Tatarski fue matado a causa de un atentado con explosivo en un café en el centro de San Petersburgo en presencia de decenas de personas. Como resultado de este ataque terrorista otros 42 civiles fueron heridos, 24 de los cuales fueron hospitalizados, incluidos seis en estado crítico. En mayo de 2023, resultó gravemente herido el escritor y activista político Evgueni (Zajar) Prilepin, al estallar una bomba colocada en su vehículo cerca la ciudad rusa de Nizhni Novgorod. La explosión causó también la muerte de su conductor.
El régimen criminal de Kiev continúa considerando a los periodistas y corresponsales militares rusos como blancos prioritarios y lleva a cabo una auténtica cacería contra ellos. Apunta vilmente contra corresponsales, fotógrafos y camarógrafos inermes que son civiles. Se utilizan métodos claramente terroristas para eliminarlos, sin miedo a ninguna crítica por parte de sus amos occidentales y estructuras de derechos humanos sesgadas. En julio de 2023, como consecuencia del bombardeo con municiones de racimo estadounidenses de un vehículo civil, murió en la zona de operación militar especial en Ucrania, Rostislav Zhuravliov, corresponsal de guerra de la agencia RIA Novosti. Cuatro de sus colegas sufrieron heridas de diversa gravedad. El 22 de noviembre de 2023, los militantes del régimen de Kiev atacaron con un dron a un grupo de periodistas rusos que estaban preparando un reportaje sobre los bombardeos ucranianos de las instalaciones civiles en la provincia de Zaporozhie. Al día siguiente, falleció el corresponsal militar de la cadena de televisión Rossiya-24, Borís Maksúdov, a consecuencia de las heridas.
Uno de los últimos asesinatos fue realizado por el régimen ucraniano el 6 de diciembre de 2023. A las afueras de Moscú de dos disparos de bala murió el ex-diputado opositor del parlamento ucraniano Iliá Kiva, conocido como un acérrimo crítico del régimen de Zelenski. La autoría del asesinato de Kiva fue confirmada por la Dirección General de Inteligencia (GUR) del Ministerio de Defensa de Ucrania. El portavoz de la GUR, Andréi Yusov, afirmó que la muerte del ex-diputado fue resultado de una operación del SBU y que se planea continuar este tipo de acciones. Ni siquiera se avergüenzan reconocer la autoría de estos crimines terroristas. Aún más el mismo jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) Vasili Malyuk afirmó el 21 de diciembre del a.c. que se están preparando nuevos actos de sabotaje a gran escala en todo el territorio de la Federación de Rusia en 2024.
Además, los servicios de seguridad rusas han prevenido muchos otros intentos de asesinato de figuras públicas rusas, incluso de la editora en jefe de la cadena televisiva RT y la Agencia de Información Internacional “Rossiya Segondnya”, Margarita Simonian, así como del famoso periodista y locutor de televisión Vladimir Soloviev. El plan frustrado fue preparado por miembros del grupo neonazi “Paragraph-88” que seguían las instrucciones del SBU. El 14 de julio el Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB) detuvo a miembros de este grupo en Moscú y la región de Riazán. En el transcurso del proceso de investigación ellos confesaron que habían actuado por orden del SBU por una recompensa de 1,5 millones de rublos por cada asesinato.
En fin, resulta evidente que para eliminar físicamente a los periodistas y figuras públicas indeseables, el régimen ucraniano, protegido por los patrones occidentales, está dispuesto a cometer cualquier crimen sangriento, hasta organizar y ejecutar atentados terroristas en el territorio extranjero (en este caso en Rusia), lo que confirma una vez más la naturaleza criminal de la dictadura de Zelenski. Estos actos tenebrosos ya están en su práctica cotidiana. Sin embargo, las democracias “avanzadas” ignoran hipócritamente los brutales asesinatos de los periodistas rusos. Tampoco hemos oído una sola palabra de las organizaciones internacionales e instituciones de derechos humanos en relación con estas acciones malintencionadas, perpetradas contra los periodistas rusos que expresan opiniones distintas a las del Occidente colectivo. Lamentablemente, el silencio de los países occidentales ante los métodos terroristas, utilizados por el régimen de Zelenski contra la población civil y periodistas, ya no es sorprendente y solo sirve como un ejemplo más de doble rasero e hipocresía de Washington y sus aliados.
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