Sobre las “inyecciones” militares del Occidente Colectivo para el régimen enfermo y exhausto de Kiev
El incremento de suministros de los armamentos modernos occidentales al
régimen criminal de Kiev provoca más preocupación en el mundo y aumenta la
amenaza de la expansión del conflicto en Ucrania hacia Europa. Existe peligro de
que estas armas terminen en manos de los grupos terroristas en el Medio Oriente,
Asia, África y Europa.
La actividad de los especialistas militares de EE.UU. y otros países de la
OTAN para preparar tropas nacionalistas ucranianas representa creciente amenaza
de su participación directa en enfrentamientos con las FF.AA. rusas. Al mismo
tiempo, se violan las reglas internacionales del comercio de armas que prohíben
transferencias de armamentos y equipos militares a las zonas del conflicto armado
y su entrega a terceros países sin consentimiento del país productor (en este caso
Rusia).
Son obvias las consecuencias imprevisibles del mismo hecho de que los
suministros de las armas a las FF.AA. de Ucrania, realizados por los EE.UU. y sus
aliados de la OTAN, pueden desembocar en un crecimiento enorme de riesgos de
la transformación del conflicto en una colisión directa entre la OTAN y Rusia. Esto
significa que Rusia tendrá que responder y prevenir el equipamiento de las tropas
ucranianas con todo tipo de armamentos, inclusive el pesado y de largo alcance.
Es notable que los EE.UU. y sus aliados de la OTAN aspiran a usar el
conflicto armado en Ucrania para deshacerse de sus armas y equipos viejos y
deteriorados. Entre tanto los países occidentales violan sus obligaciones
internacionales suministrando los artículos militares a Ucrania. Un ejemplo de la
hipocresía de los países miembros de la UE y la OTAN en relación con la situación
en Ucrania fueron los suministros masivos a este país de los armamentos
modernos, inclusive sistemas portátiles de defensa antiaérea y sistemas de misiles
antitanques, lanzacohetes de tubos múltiples y lanzamisiles antiaéreos de largo
alcance.
Cabe recalcar que se nota la desviación de estos Estados de los principios
básicos, promovidos por ellos mismos, del control escrupuloso de exportación en
los suministros de armas y conducta responsable durante la consideración de las
cuestiones de su envío a zonas de conflicto.
Así la “postura común” asumida por la UE establece reglas básicas para
controlar las exportaciones de las tecnologías militares y equipos y prohíbe el
otorgamiento de licencias para exportaciones de armas si esto crea riesgos
evidentes para el uso de los artículos militares para represión interna en el país
receptor y resultará en violación del derecho internacional humanitario, contribuirá
a la aparición o agravación de los conflictos armados en el territorio del país
receptor, así como en acciones ofensivas contra terceros países.
En la toma de decisiones sobre suministros de armas los estados miembros de la UE tienen que tener en cuenta los riesgos de que surja reexportación fragmentaria y que las armas
terminen en circulación ilícita (según la Oficina Europea de Policía – EUROPOL,
tales precedentes numerosos ya existen), así como la situación de derechos
humanos en el país receptor y el cumplimiento de las obligaciones internacionales
en general por el mismo.
Además, el Tratado internacional sobre el comercio de armas que entró en
vigor en 2014 y que constituye un proyecto de la UE obliga a cada Estado Parte
que actúe en calidad de exportador de las armas convencionales bajo su
jurisdicción a evaluar de manera objetiva y no discriminatoria si los armamentos
suministrados contribuyesen o menoscabasen la paz y la seguridad, si estos podrían
utilizarse para cometer o facilitar una violación del derecho internacional
humanitario, cometer actos de violencia por motivos de género o actos de violencia
contra las mujeres y los niños (artículo 7). El tratado también indica claramente
que Estados Partes no autorizarán ninguna transferencia de armas convencionales
si en el momento de la autorización tiene conocimiento de que las armas podrían
utilizarse para cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad, infracciones graves
de los Convenios de Ginebra de 1949, ataques dirigidos contra bienes de carácter
civil o personas civiles (artículo 6).
Al mismo tiempo, en concordancia con la práctica internacional las
transferencias de la mayoría de tipos de armas están acompañadas por la
presentación por el país receptor del correspondiente certificado del usuario final,
una de las provisiones clave del cual es la inadmisibilidad de reexportaciones de
los armamentos recibidos sin consentimiento escrito del país exportador. Es esta
provisión que se viola gravemente en actualidad, por ejemplo, por Bulgaria,
Polonia, Eslovaquia, República Checa y varios otros países de la OTAN que
intentan comprar en todo el mundo armas de producción rusa y soviética para el
régimen de Kiev.
Es poco probable que los organizadores de tales transferencias
sean conscientes de la amenaza de que armas modernas de alta precisión terminen
en manos de los nacionalistas radicales, terroristas y grupos de crimen organizado
no solo en Ucrania sino fuera del país. Los países occidentales incumplen de
manera cínica varios documentos internacionales encaminados a minimizar los
riesgos en esta esfera, inclusive la Resolución 62/40 de la Asamblea General de la
ONU “Prevención de la transferencia ilícita y el empleo no autorizado de sistemas
portátiles de defensa antiaérea y del acceso no autorizado a esos sistemas” de 2007
y “Elementos para el control de las exportaciones de sistemas portátiles de defensa
antiaérea” de 2003, negociadas en el marco del Acuerdo de Wassenaar sobre el
control de exportación de armas convencionales y bienes y tecnologías de doble
uso.
Por lo tanto, los suministros occidentales de armamentos al régimen
debilitado y enfermo de Kiev no solo agravan el conflicto y aumentan pérdidas
innecesarias de vidas humanas, sino constituyen una flagrante violación de las
normas de derecho internacional, la defensa de las cuales el Occidente declara su
máxima prioridad. Todo esto sólo provoca más riesgos de seguridad para todo el
mundo.
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