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La educación a distancia y virtual en América Latina previo a la pandemia

La educación a distancia en América Latina se gestó desde los años 70 como

una educación semipresencial como proceso de diferenciación a través de la

creación de varias universidades públicas y privadas. En unos pocos casos fue

además resultado de algunas universidades públicas presenciales que comenzaron

a ofertar bajo esta modalidad. Nació como una educación para sectores de bajos

ingresos, con bajos costos, bajo reconocimientos por el mercado de trabajo,

carente de estándares de calidad, con pocas carreras y como una educación de tipo

remedial para sectores excluidos. Era parte de una educación orientada a

personas mayores que habían abandonaron la educación presencial.




Con la digitalización, desde los años 2000, se comenzó a autorizar además ofertas 100%

virtuales, a la par que fue disminuyendo la edad de los ingresantes, aumentando la

cobertura, incrementándose la calidad y reduciéndose la deserción. Desde los años

2010, los sistemas de aseguramiento de la calidad en varios países comenzaron a

generar estándares de evaluación y acreditación y nuevos modelos pedagógicos

que incrementaron la calidad.

Gestada la educación a distancia y virtual en los niveles terciarios, con su

aceptación se fue ampliando a los estudios universitarios y de posgrado. Múltiples

países han permitido incluso estudios de doctorado 100% virtuales. Año a año en

forma continua aumentó la cantidad de cursos a distancia, de instituciones

oferentes de estas modalidades, así como su matrícula, antes de la pandemia.

Gestada como educación a distancia semipresencial, fue lentamente acompañada

por la educación virtual. Ahora ya existen nuevas modalidades de educación a

distancia como la educación sincrónica (ZOOM), la educación empaquetada

(MOOCs), y recientemente ya se visualiza el modelo hyflex - híbrido, sistemas de

machine learning y hologramas que están creciendo mostrando diversidad de

educaciones virtuales y multimodalidades.


La cobertura en términos comparativos de América Latina frente a los

países desarrollados, es cerca de la mitad y con desigual incidencia entre los

distintos países. Ella se concentra en pocas instituciones de educación superior con

altas escalas, que se especializan en estas modalidades y creando curvas de

experiencias, culturas académicas, estructuras organizacionales y posicionamientos de mercado especiales y diferenciados.

Las tradicionales instituciones públicas presenciales han mostrado limitaciones estructurales para impulsar la educación a distancia en sus diversas modalidades, derivadas de sus

paradigmas intelectuales y especialmente de sus estructuras de poder: la cobertura de educación a distancia no es un tema técnico o económico ni de mercado, es político.

Aunque la matrícula a distancia se concentraba ante de la pandemia en pocas instituciones con alta escalas, ya muchas estaban encarando planes en la materia.


Mientras que la matricula privada superior en total alcanzaba

el 53%, en educación a distancia alcanzaba entre el 65% y el 70% del total de

estudiantes a distancia. Este desarrollo ha dependido de la existencia de

universidades a distancia, de las normativas y de la decisión interna de las

universidades públicas en los casos de autonomía de oferta. Los datos muestran

una elevada varianza de la cobertura de la educación a distancia en los distintos

países de la región.

La UNESCO a partir de los datos del Instituto de Estadística, ha

informado que para el año 2019, previo a la pandemia, el promedio de estudiantes

de educación a distancia alcanzó a 17,4% en el total de estudiantes de educación

terciaria en la región. O sea, casi 5 millones de estudiantes.


Cuadro Nº 1. Entorno o porcentaje de estudiantes de educación a distancia en el total de estudiantes de educación superior (2017 - 2018)

Ecuador 13 %

Argentina 4,74%

Brasil 18,6% - 21,22 %

Chile 2,42 %

Colombia 17,6 % - 18,26 %

Honduras 17,01 % - 18 %

México 12,9 % - 13,97 %

Rep. Dominicana 13,77 %

Costa Rica 15 %

Uruguay 0-1%


El incremento de la matrícula no ha sido sólo por el pasaje desde los cursos

presenciales a las modalidades de distancia, sino también por cobertura a distancia

entre los nuevos estudiantes que eligen esta modalidad.


Cuadro Nº 2. Evolución de la participación de la educación a distancia en la matrícula de los nuevos estudiantes de educación superior (2010 – 2017)

Argentina Brasil Chile Colombia México

2010 8,6 % 17,7 % 0,7 % 18,8 % 11 %

2017 12,0 % 32,2 % 3,6 % 21,6 % 18,3 %


El crecimiento de la educación a distancia ha sido el factor más determinante del aumento de la cobertura en la década del 2010 antes de la pandemia en casi todo el mundo y en la región, con unas pocas excepciones como el Uruguay.

El crecimiento a distancia de los nuevos ingresantes y de la cobertura,

ha derivado en un mayor egreso de estudiantes de educación a distancia en el total

de egresados superiores. Además ha habido una reducción de las tasas de

deserción en la educación a distancia.


Para el 2017, los egresados de programas de educación a distancia sobre el total de estudiantes de educación superior representaron el 19,7% en Brasil, el 16,2% en Colombia, el 15,7% en México, el 11,7% en Dominicana, el 7,3% en Argentina, el 3,8% en Chile, y menos del 0,5% en Uruguay.

Es claro que en la región aunque no se aprovechan bien las tecnologías de comunicación e información y la educación a distancia por restricciones, rejuicios y ancho de banda, sin embargo la cobertura de la educación a distancia ya venía creciendo fuertemente antes de la pandemia. Era una educación a distancia gestada en instituciones locales, con poco peso transfronterizo extranjero que se centraba centrada en posgrados, y con creciente peso en

dinámicas digitales, en formas asincrónicas y basadas en plataformas. Era

dominantemente una educación a distancia semipresencial con todos los

programas licenciados o acreditados.


Uruguay estuvo por fuera de todas esas dinámicas y como derivación la

equidad y la cobertura de la educación superior en el país es limitada. Existía un

modelo exclusivo presencial con alta tasa de deserción y bajos egresos de

profesionales. La pandemia cambio todas las reglas y se pasó del 1% a casi el 100%

de la matrícula en forma virtual. Miles de estudiantes además ingresaron por

primera vez a la educación superior. Pero hoy en la pospandemia algunos

promueven volver casi a la situación anterior y dejar fuera de los estudios además

a los miles de personas que finalmente están pudiendo acceder a la educación

superior. Al contrario, se debe avanzar hacia marcos normativos flexibles y

acciones institucionales que incrementen decididamente el acceso a la educación a

distancia a quienes así lo deseen como ya lo pueden realizar miles de

latinoamericanos en sus respectivos países.

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